En los Estados Unidos, cada estado tiene su propio sistema de impuestos estatales y locales, por lo que no hay un estado que no pague impuestos. Sin embargo, hay algunos estados que tienen impuestos más bajos que otros, y algunos que no tienen ciertos tipos de impuestos.
Por ejemplo, Alaska, Florida, Nevada, Dakota del Sur, Texas, Washington y Wyoming no tienen un impuesto sobre la renta estatal. Tennessee y New Hampshire solo gravan los ingresos de intereses y dividendos. Además, algunos estados no tienen impuestos sobre las ventas o tienen tasas impositivas más bajas, como Delaware, Montana, Oregon y New Hampshire.
Sin embargo, aunque un estado pueda tener tasas impositivas más bajas o no tener ciertos tipos de impuestos, es importante considerar otros factores importantes a la hora de decidir dónde establecer una empresa o residir, como el costo de vida, la regulación empresarial, el acceso a talentos y recursos, entre otros.